UNA MIRADA BÍBLICA DE LA PAZ

Resumen: «Y vio Dios que era bueno» (Gn 1,12.18.21.25). El relato bíblico de los orígenes del mundo y de la humanidad nos dice que Dios mira la creación, casi como contemplándola, y dice una y otra vez: Es buena. Queridos hermanos y hermanas, esto nos introduce en el corazón de Dios y, desde su interior, recibimos este mensaje, nos quiere decir que nuestro mundo, en el corazón y en la mente de Dios, es “casa de armonía y de paz” y un lugar en el que todos pueden encontrar su puesto y sentirse “en casa”, porque “es bueno”.[1]

Antes de empezar a desglosar este tema, quisiera dar un apartado muy puntual de la paz en una visión netamente filosófica. En esta perspectiva, la paz “es la máxima integración del ser humano en sus relaciones personales y sociales. Desde la antigüedad, este concepto es tema de especulación filosófica y objeto de la esperanza religiosa de salvación”.[2] Pero no se queda solamente en este sentido, pues la paz es la oportunidad que tiene el hombre de auto-realizarse, con ella, él desarrolla métodos para evitar a toda costa la guerra.[3] Pero… ¿cómo lograr la paz? Pues bien, el Papa Juan XXIII, nos dice: “la paz en la tierra, suprema aspiración de toda la humanidad a través de la historia, es indudable que no puede establecerse ni consolidarse si no se respeta fielmente el orden establecido por Dios”.[4]

Todo hombre ansía la paz, pero ignora en muchas ocasiones la naturaleza de este bien que tanto anhela y con ello sus caminos para alcanzarla. En la historia sagrada, Dios por medio de su pueblo nos enseña los caminos o medios para alcanzar este derecho inalienable del hombre para su plena felicidad, pues la paz es la felicidad perfecta.[5]

La palabra paz, en hebreo šalōm deriva de una raíz que significa el hecho de hallarse intacto, completo (Job 9,4), o el acto mismo de restablecer las cosas a su estado primitivo en toda su integridad[6], por este motivo, “la paz bíblica no es solo un “pacto” que permite una vida tranquila, ni el “tiempo de paz” por oposición al “tiempo de guerra”[7], pues designa el vivir en armonía con la naturaleza, con Dios y con él mismo, es decir, el estar bien de la cotidianidad y esto le trae al mismo hombre, bendición, reposo, gloria, riqueza, salvación y vida.[8]

Vemos pues, que la paz se relaciona con el estar bien, tener buena salud es estar en paz (Sal 38,4); cotidianamente preguntamos a nuestro compañero ¿cómo estás?, pues bien, si se quiere, podríamos reemplazar esta expresión por ¿estás en paz? (2Sa 18,32; Gn 43,27) utilizada desde antiguo. En el libro del Génesis (25,8; 15,15) y en el de San Lucas (2,29), nos dice los autores sagrados que Abraham murió después de muchos años y que partió en paz, con esto se le da un sentido mayor a esta palabra, la paz viene a ser “seguridad”.[9]

“La paz es concordia en una vida fraterna: mi familiar, mi amigo, es «el hombre de mi paz» (Sal 41,10; Jer 20,10); es confianza mutua, con frecuencia sancionada por una alianza (Núm 25,12; Si 45,24) o por un tratado de buena vecindad (Jos 9,15; Jue. 4,17; 1R 5,26; Lc 14,32; Hch 12,20)”.[10] Esta paz es un estado que se ha de conquistar o defender de un enemigo, se inicia esta conquista o defensa con el saludo que yo pueda dar al otro, en este saludo, deseo paz y salud, dos bienes en los que se condensan todos los buenos deseos que existan. El desear la paz crea un ambiente de disposiciones pacíficas, de buenos tratos y de victoria sobre quien quiera implantar la guerra (Jue 8,9; 1R 22,27s). En fin, la paz es lo que está bien en oposición a lo que está mal (Prov 12,20; Sal 28,3; Sal 34,15), pues para los malvados no hay paz (Is 48,22), siempre estarán en guerra; la paz es también el resultado de la justicia y de la caridad,[11] es plenitud de dicha.[12]

La paz es ante todo un atributo esencial de Dios (Lc 6,24) y se funda en la relación del hombre con Dios y con todo lo creado, esta relación está marcada por la rectitud (Cfr. Gn 17,1), es el efecto de la bendición de Dios sobre su pueblo y genera, como lo decíamos anteriormente, fecundidad, prosperidad, ausencia de temor y alegría profunda. Esta paz, es la meta de la convivencia social y se da cuando hay rectitud y justicia, se halla cumplida plenamente en la persona de Cristo, ya que el Reino que inaugura el Mesías es el Reino de la paz.[13]El don de la paz sella su testamento espiritual: “Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo” (Jn 14,27)”,[14] esta paz que da Cristo es ante todo la reconciliación con el Padre, con los hermanos y que en la oración del Padre Nuestro está especialmente resaltado: el perdón que pedimos a Dios, con el perdón que damos a nuestros hermanos. De esta forma, el cristiano se convierte en portador de paz y partícipe del reino de Dios según lo que Jesús mismo proclama: “Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios” (Mt 5,9).[15]

Por último, quisiera llamar la atención a todos aquellos que siendo portadores de paz no propician espacios de paz. Invito cordialmente a que empecemos a construir paz desde nuestra cotidianidad.

ΑKKΠ

O.T.G.D.

[1] Cfr. Homilía de la Vigilia por la paz, del Santo Padre Francisco. http://www.vatican.va/holy_father/francesco/homilies/2013/documents/papa-francesco_20130907_veglia-pace_sp.html.

[2] BRUGGER, Walter. Diccionario de filosofía, Barcelona: Ed. Herder, 1983, P. 418

[3] Cfr. Ibíd.

[4] JUAN XXIII. Carta Encíclica “Pacem in terris”, Bogotá: Ed. San Pablo, 2006, P. 17.

[5] Cfr. LÉON-DUFOUR, Xavier. Vocabulario de teología bíblica. España: Ed. Herder, 2002, P. 656

[6] Ejemplo: “apaciguar” a un acreedor (Ex 21,34), cumplir un voto (Sal 50,14). Cfr. Ibíd. P. 656.

[7] Ibíd. P 656.

[8] Cfr. Ibíd. P. 656.

[9] Cfr. Ibíd. P. 656.

[10] Ibíd. P 656.

[11] Cfr. PONTIFICIO CONCEJO “JUSTICIA Y PAZ”. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, Bogotá: Ed. San Pablo, 2006, No. 494.

[12] Cfr. LÉON-DUFOUR, Xavier.  P. 657.

[13] Cfr. D.S.I. No. 488-491.

[14] Ibíd. No. 491.

[15] Cfr. Ibíd. No. 492-493.

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4 Comentarios

  1. RODOLFO CRISTIAN ULLOA ULLOA 14 noviembre, 2017
    • Unión Lumen Dei 7 diciembre, 2017
  2. Dora Cecilia   Murillo 22 octubre, 2017
    • Unión Lumen Dei 25 octubre, 2017

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