¿COMO TRIUNFAR EN EL NOVIAZGO?

Cualquiera que quiera triunfar económicamente en la vida ha de hacer principalmente dos cosas: elegir la carrera que más le convenga según sus cualidades personales y estudiar a fondo para ser un experto en su profesión. Y recuerda que para triunfar hay que sacrificarse, no dedicarse a la ociosidad y la vida cómoda.

Algo parecido podríamos decir del matrimonio, pero elevando a la enésima potencia su importancia. Incomparablemente más que triunfar en el dinero es triunfar en la formación de una familia digna, estable y entrañable, útil para ti, para los tuyos y para toda la sociedad. Para esto también son necesarias dos cosas: elegir la pareja que más te convenga y pasar la carrera del noviazgo con un sobresaliente delante de Dios y de tu pareja.

Lo primero, la elección de pareja, la tienes que hacer tú, pero para acertar tienes que tener bien claro el principal criterio: que tu pareja te ayude a ir a Dios, a formar una santa familia… La belleza física, tener más o menos dinero, una profesión u otra, es secundario. No pretendas hacer apostolado con tu pareja para convertirla en el noviazgo o después del matrimonio pensando “lo cambiaré”. Sí, sí, lo cambiarás por otro o ella te cambiará a ti.

Lo segundo, hacer bien la carrera del noviazgo. Una vez hecha la elección, no está todo decidido. El noviazgo tiene la finalidad de conocerse mejor, qué comunión de ideas hay, si tu pareja es o no es como dice ser, costumbres, familia cercana… Para esto es más que suficiente un año de mutuo conocimiento, no es conveniente alargarlo demasiado. El noviazgo para divertirse se convierte en la antesala de grandes sufrimientos en el matrimonio. La finalidad del noviazgo es conocer mejor la mente y el alma del otro procurando estar en gracia de Dios para que Dios te ayude a no equivocarte. Hay que pensar más con la cabeza iluminada por la fe que con el corazón cegado por la pasión o por puros sentimientos.

No es el noviazgo para conocer mejor el cuerpo, como hace la mayoría. Respecto a esto la mucha experiencia pastoral me ha enseñado que hay que dejar las cosas claras a los novios de lo que se puede o no se puede hacer en las manifestaciones de afecto. De lo contrario, en la duda siempre ganará la lujuria.

Empezando por lo más gordo, nada de relaciones sexuales completas, ni si quiera con la excusa de conocer si en ese aspecto va a funcionar el matrimonio. No hace falta hacer esa prueba para conocer si hay impotencia sexual, o para asegurarse la estabilidad de un futuro matrimonio. Lo único que vas a conseguir es echar a Dios de tu noviazgo para que venga en su lugar Satanás a maldecir tu futuro matrimonio.

Un estudio llevado a cabo por psicólogos de la Universidad de Winconsin (EEUU) sobre una muestra de 13000 individuos de ambos sexos, ha puesto de manifiesto que las parejas que tuvieron relaciones sexuales antes del matrimonio fracasaron como cónyuges en un número muy superior al de las parejas que no las tuvieron (Diario YA 16 de Julio de 1989).

Pero sería un gran error pensar que sin llegar a todo se puede todo lo demás. La continencia en el noviazgo se ha de extender a todo placer sexual. Dice Stefan Oster, Obispo de Passau (Alemania) en 2015: “La Iglesia cree, apoyada en la Revelación, que el goce de la práctica sexual encuentra su genuino y, en definitiva, único lugar legítimo en el matrimonio entre un hombre y una mujer, en el que ambos están abiertos a la transmisión de la vida”. La demostración humana y teológica de esto ya se vio en un artículo titulado: “LAS CUATRO FALSIFICACIONES DEL AMOR CONYUGAL”.

Voy a transcribir las enseñanzas más concretas sobre este delicado tema de tres sacerdotes insignes mundialmente conocidos, que he recogido de las respuestas de una página web muy recomendable, “el teólogo responde”:

Jorge Loring SJ: “Las manifestaciones de cariño deben evitar una excitación sexual. Para que las caricias sean ciertamente inofensivas conténtate con que sean breves, delicadas y tan sólo de hombros para arriba, bajando por el brazo. Los novios, como todos los demás solteros, pecan gravemente si en sus mutuas caricias se provocan voluntariamente un deleite carnal, o se ponen, voluntariamente y sin necesidad, en peligro próximo de provocarlo. Nada de sitios solitarios y oscuros”.

Antonio Royo Marín OP: “Pueden ser pecados mortales, con mucha facilidad, los besos pasionales entre novios, aunque no se intente el placer deshonesto, sobre todo si son en la boca y se prolongan algún tiempo; pues es casi imposible que no representen un peligro próximo y notable de movimientos carnales en sí mismo o en la otra persona. Dígase lo mismo de los tocamientos, miradas, abrazos y otras manifestaciones de afecto”.

Carlos Buela IVE: “Los novios en el tema de la pureza tienen las mismas obligaciones que los solteros. Lo mejor es aconsejar que estén como hermanos”.

“Normas de decencia cristiana” de la Comisión Episcopal de Ortodoxia y Moralidad de España del año 1959 (nn. 61-64): “El más bello ideal de los novios ha de ser llegar al Santo Matrimonio sin haber robado a éste nada de lo que le es propio y exclusivo… Para conseguirlo, además de una intensa vida de piedad, han de procurar huir, en su trato, de la soledad y de la oscuridad. El no hacerlo, suele ser pecado mortal, porque constituye un peligro tan próximo que es casi segura la caída… Ciertas manifestaciones de afecto, como son las que se permitirían dos hermanos, puede no constituir pecado, cuando el noviazgo se halla consolidado y siempre que no se hagan con voluptuosa intención… Es escandaloso e indecente el ir abrazados, de cualquier forma, que sea”.

Puedes pensar que esto es de otros tiempos, pero las verdades morales no pueden cambiar, por más que Hollywood intente lavarnos la cabeza. ¿Cuántas veces has escuchado “dame la prueba del amor”? Cuando en realidad la mayor prueba del amor es decir a tu futuro cónyuge: “Si me quieres de verdad, respeta mi conciencia cristiana y no me arranques a Dios del alma por un placer egoísta”. Si te sigue tentando, déjalo, sólo te busca como un objeto a cambio de apuñarte el alma. ¿Saldrías con una persona que planea asesinarte? ¿Qué es más importante, el alma o el cuerpo? ¿Te casarías con alguien que no te quiere de verdad? Ahí ves por qué tanto fracaso matrimonial y sufrimiento, no saben amar. La Iglesia siempre tiene la razón, pero muchas veces desgraciadamente demasiado tarde. Si eres fiel a Jesucristo, Él te hará conocer la persona que te hará feliz aquí y en la eternidad. ¿Tendrás la valentía de compartir este artículo?

Dejar un comentario