Ternura y firmeza con los hijos

Hola amigos!! Os vamos a compartir un resumen de un libro estupendo sobre la prudente educación de los hijos con ocasión de la próxima fiesta de la Sagrada Familia. Esperemos que os ayude mucho y multipliquéis estos sabios consejos compartiéndolo con otras familias. ¡Qué buen regalo de Navidad!

TERNURA Y FIRMEZA CON LOS HIJOS

(Resumen del libro de Alexander lyford-Like, psiquiatra)

 Presentación: Que los padres no se dejen guiar por el amor espontáneo sino por el amor inteligente. Ternura y firmeza son los componentes del amor verdadero. La meta: hijos con personalidad, libres porque han aprendido a ser responsables. La autoridad bien entendida es el mejor servicio que pueden prestar a sus hijos.

Ternura y firmeza = comprensión y exigencia = confianza y respeto = libertad y obediencia = intimidad y apertura. La ternura es la causa de la firmeza, porque sólo se exige a los que se quiere. La coherencia y el ejemplo de los padres serán siempre imprescindibles.

 Introducción: Debe haber equilibrio entre firmeza y ternura. El exceso de firmeza lleva al autoritarismo imprudente. El exceso de ternura que anula la firmeza trae el peligro del fracaso educativo. Es un equilibrio difícil. La firmeza de los padres se transmite a los hijos y les ayuda a formar una personalidad.

Si la familia no logra imponer límites al niño, es muy difícil que la sociedad lo pueda hacer más tarde. La educación es en gran medida un medio para establecer el orden entre las potencias encontradas que existen en un niño, encauza sus instintos antisociales. En él siempre hay germen de amor y odio, lo bueno y lo malo. Sin educación el niño dejará rienda suelta a su animalidad.

Educación con personalidad es:

  • Hacer valer los derechos de los padres y respetar los de los hijos.
  • Que los hijos perciban y entiendan el interés de sus padres al educar.
  • Que los padres no claudiquen en sus decisiones para con sus hijos.

Tres clases de personas ante un conflicto:

  • Inseguros: no sus derechos, valen más los de los demás.
  • Agresivos: su voluntad sin los derechos de los demás.
  • Con personalidad para educar: firme en sus derechos y flexible con los derechos de los otros.

En el ejercicio de la autoridad es necesario claridad y no claudicación. Hoy la educación es claramente más difícil que antes, porque el núcleo familiar está más amenazado, intimidado y extorsionado.

 Un camino de tres etapas:

  • Adecuada comunicación: hablar claro.
  • Respaldar las palabras con hechos cuando sea necesario.
  • Establecer firmemente las reglas del juego. Que el niño sepa las consecuencias de su conducta.

 Hablar claro: La aproximación sicológica como, por ejemplo hablar con los hijos sobre los motivos de su mala conducta, es correcta, pero incompleta, si no va acompañada del mensaje claro y preciso de lo que esperan los padres de los niño y cuáles son los medios para corregirlos .

En la educación hay que tener en cuenta las características de cada hijo, es un trato individualizado. Hay que saber reconocer los propios errores sin hundirse pensando que “yo no sé ser padre “.

El ser humano es al nacer el animal más incompleto, más frágil e indefenso. Al ternero se le separa de la vaca al día siguiente alimentándole bien y no pasa nada. Para el hombre es nefasto aislarlo de sus progenitores, así sea al día siguiente de su nacimiento, al mes o al año, a los 6 o 12 años.  Depende de los de más para desarrollarse rectamente. En la primera parte de su vida necesita el núcleo afectivo de la familia. Así llegará a ser un ser social.

Es necesario que ante conflictos entre hermanos o desobediencias o faltas de respeto capten este mensaje de los padres: “te quiero demasiado como para dejar que te portes así. Tu problema de comportamiento debe terminar y estoy dispuesto a hacer lo necesario para que te des cuenta de que hablamos en serio.”  Es necesario, pues, que el hijo capte el vínculo amoroso y jerárquico con sus padres.

Sin autoridad es imposible la educación y hay que evitar el peligro constante de que en el trato se desgaste. Lo cual suele pasar más con las madres. Esperar a que el chico sea ingobernable para corregirlo es un gran error. Si los hijos no encuentran una familia fuerte que les sirva de modelo, buscarán su modelo en otra parte. Por ejemplo, por el trabajo no atenderles.

Debe haber autoridad asertiva, hablar claro:

  • No decir “te pedí esto, pero no lo haces” (frustración).
  • No decir “¿cuántas veces tengo que decirte tal cosa?” (pregunta).
  • No decir “todavía no haces lo que te pedí.” (simple comprobación).
  • No decir respuestas hostiles o agresivas.
  • No decir “¡Me vuelves loca!”. No transmitir el estado interior propio.

Preguntar al niño por qué tiene ese mal comportamiento. Esto debilita la autoridad del niño, porque o no lo sabe o no lo quiere decir.

Respaldar las palabras con hechos: Para todos los niños los hechos mueven más que las palabras. Es bueno tener preparada la consecuencia en hechos si desobedecen, para si es necesario aplicarla en el momento.

Establecer reglas de juego: Cuando ni las palabras ni los hechos son suficientes viene el castigo coactivo que es bueno que los hijos lo sepan de antemano. Cuanto más grite el padre más inefectivo será. Si el castigo es imposible, el padre lo tendrá que retirar con la consiguiente pérdida de autoridad. La penitencia debe tener un principio y un final. La penitencia proporcionada y que importe al niño es útil. Debe ser bien pensada, no fruto de un desahogo. Una vez cumplido el castigo, borrón y cuenta nueva. No volver a echar en cara las faltas pasadas.

Generalmente el castigo corporal impulsivo (vgr. una bofetada) provoca un efecto negativo en la educación, al igual que los gritos fuertes. Indican impotencia del padre. Pero un castigo corporal, sin causar daños graves, que fue preavisado como eventual castigo (no una explosión descontrolada) suele ser altamente eficaz. Pero por regla general no conviene llegar a la agresión física.

Técnicas de comunicación:

  • Adecuado lenguaje asertivo: “Quiero que te vistas YA para ir al colegio”. Esto no les intimida, sino que les da seguridad y les ayuda ver que sus padres tienen personalidad. Decir qué han de hacer y cuándo con expresión de cariño, calma y firmeza.
  • Modo de hablar: En el lenguaje son tan importantes las palabras como el modo de decirlas: No gritar; tono firme pero calmo; transmitir tranquilidad, que el niño vea que controlo la situación; siempre hable a sus hijos mirándolos a los ojos, si el hijo elude la mirada paterna, levantarle suavemente la cabeza y hacer que le mire; utilizar gestos no intimidatorios (vgr. con las manos).

Zarandear al niño con violencia, el dedo índice en la cara, etc. … hará tal vez que obedezca por temor, pero su mensaje fracasó. Poner la mano sobre el hombre del niño con cariño es mejor.

Manejo de las discusiones: Cinco técnicas para cuando los hijos se excusan injustamente ante una orden:

  • Disco rayado ante una orden excusada. Los adultos ignoramos que es imposible ganarle una discusión a un niño. Para evitar que el niño maree a los padres no seguirle la corriente en las excusas, sino mandarle reiteradamente la primera orden o indicación. No responder a los argumentos-excusas del niño. Si con el “disco rayado” siempre con calma el hijo no hace caso, apoyar las palabras con acciones.
  • Banco de niebla ante un ataque hostil del niño. Hacer oídos sordos a las actitudes provocativas del hijo que éste hace con la intención de que el padre pierda la paciencia y el control de la situación. Para esto aislarse de las intenciones del hijo y responderle con sencillez y humor. Si esta técnica se mezcla con el “disco rayado” tiene un efecto mejor.
  • Interrogación negativa ante un ataque sorpresa. Una respuesta hostil de un hijo esconde la verdadera razón de su descontento. Intenta desahogarse sacando de sus casillas al padre. En lugar de enfadarse, el padre con calma le irá sacando tal razón con preguntas sucesivas hasta hallar la señal de su mal y hacer que él mismo se diga la solución.
  • Técnica de extinción ante una petición inadecuada. Hay un principio psicológico que establece que todo estímulo que no es respondido se extingue. Cuando no se responde ante un reclamo inadecuado de los hijos habrá inicialmente una explosión de llanto para captar la atención y forjar una respuesta favorable. Luego, ésta se irá extinguiendo poco a poco. Es imprescindible tener fortaleza para no ceder (vgr. niño que pide insistentemente un caramelo). Ceder ante las conductas inadecuadas de los niños para que se callen de momento, les refuerza sus conductas inadecuadas.
  • Tiempo fuera ante un mal ambiente. Sacar del ambiente al niño que le haga tener conducta inadecuada.

Técnica del compromiso viable. Averiguar con la técnica de la “interrogación negativa”  por qué se comporta mal el chico y si es oportuno, hacer un compromiso con él para incentivar su responsabilidad sin ceder en el que usted quiere.

Reconocimiento de las buenas conductas ya sean espontáneas o pedidas. Pero que no se conviertan en un contrato. El elogio y el aliento es muy importante. Que no sea un “¡qué bien!” de pasada. Debe haber proporcionalidad. Es un elogio dar palmaditas, mirar a los ojos… y reforzar con el afecto. Evitar en el elogio todo sarcasmo o comentario negativo: “¡Ya era hora!”. Si el elogio es delante de un adulto mejor.

Respaldar las palabras con hechos: Esta medida es cuando el mensaje asertivo no tiene eficacia para dominar al hijo. Condiciones para llegar a este punto:

  • Asegurarse de que la orden que se dio al hijo era justa y conveniente al hijo. No irracional.
  • Que el castigo lleve un mensaje que el hijo lo entienda. Que lo vea lógico.
  • Es mejor tener pensado el castigo de antes que improvisarlo en el momento. Dirige mejor quien va delante, no atrás, de los acontecimientos.

 Acciones disciplinarias: Deben consistir en algo que no les guste, pero que no les dañe psíquica ni físicamente.  Por ejemplo está bien:

  • El aislamiento aburrido. Si debe castigar a varios hijos a la vez es mejor que cumpla el castigo en lugares distintos. Si le castiga por un tiempo, que el niño sepa cuánto dura exactamente.
  • Retiro de privilegios que solían tener habitualmente.
  • Que cumpla lo que usted manda antes de que ellos hagan lo que les gusta.
  • Acción física: debe ser firme, pero suave, evitando el golpe, el zarandeo o cualquier otra forma de violencia.
  • La acción disciplinar debe ser proporcionada a la falta.

Mejor si el hijo sabe el castigo que le espera si desobedece. Luego, que los padres no cedan: “hijo mío, tú has elegido con tu desobediencia tal consecuencia”. Nunca suspender una medida disciplinaria. Si no funciona, cámbiela. Ante los insultos de los hijos, los padres siempre mantengan la calma. El castigo debe  ejecutarse lo antes posible.  La demora aminora el efecto correctivo. Si en una discusión fuerte el padre cede derrotado le está diciendo a su hijo: “Si te enojas o molestas lo suficiente, te saldrás con la tuya”. Cuando tu hijo te ponga a prueba NO CEDAS.

Pasado el tiempo no recordar al hijo su mala conducta anterior después de cumplir su castigo. Cada situación es nueva. Dar ánimos para el futuro.

El  padre impone un castigo y el hijo responde: “A mí qué me importa”. Es otra manera de probar a los padres. Pero generalmente es mentira, sí que les importa. Lo que hay que hacer es sin perder la calma seguirles el juego: “si no te importa, bueno, igual te quedas sin televisión”. Nunca amenazar con un castigo impracticable. Quedarás en ridículo. No repitas muchas veces la misma penitencia porque cada vez surtirá menos efecto. Si una penitencia no surte ya efecto hay que poner otra más severa. Que no castigue siempre el padre o siempre la madre. Que se alternen y se pongan de acuerdo.

Refuerzo positivo: Es muy importante planificar la forma en que responderá el padre cuando el hijo hace caso. A veces el mero elogio no es suficiente para motivarlos. . A veces es conveniente reforzarlos con privilegios o premios especiales. Si usted elige el premio o los premios a elegir ya no hay peligro de contratismo.

Si intentan extorsionarlo respecto a los premios con amenazas o mal comportamiento, no lo tolere. No aceptar jamás condiciones. Usted es siempre el que debe tomar las decisiones. Pero el premio debe ser algo que les guste a los hijos.  Los premios es mejor otorgarlos de inmediato, aunque se ejecuten días después. El tiempo especial dedicado a algo placentero es el mejor privilegio. Los padres cometen a menudo el error de ofrecer premios a largo plazo. No es productivo ofrecer a un niño una bicicleta para el verano faltando meses.  Los elogios por hacer algo bien, mejor que duren varios días. Cuanto más positivo sea usted con sus hijos, menos tendrá que marcar límites. Para los niños es muy importante el contacto corporal.

Cuando el marido llega cansado a casa, procure la mujer ayudarle a descansar un rato antes de animarlo a colaborar en el manejo de los problemas de los hijos. Si los dos trabajan fuera y vienen cansados y falta tiempo para reflexionar sobre los hijos, esto frecuentemente les juega a los padres una mala pasada. Estar prevenidos para mantener la calma.

Para la educación de los hijos, la mujer tiene una capacidad mayor de aguante y una intuición superior por naturaleza. Su principal estímulo para la acción es el afecto.  Los hombres generalmente tienden más al ejercicio del raciocinio. El hombre necesita cierto periodo preparatorio al llegar a casa pues el enfoque es distinto. Los padres que ven poco a sus hijos piensan que, si los corrigen, los niños no les tendrán afecto, pero no es así, es el contrario.

Establecer las reglas del juego: Reunirse con sus hijos para esto es importantísimo para hacerles responsables en el futuro, haciéndoles ver que tienen que atenerse a las consecuencias de sus actos, se les enseña el ejercicio del libre albedrío y a descubrir la voz de la conciencia:

  • Hablar con el hijo cuando los dos estén tranquilos.
  • Tal reunión ha de ser exclusivamente de uno o ambos padres con el niño.
  • Si sólo uno de los hijos se comporta mal no permita que el otro hijo intervenga.
  • Las reglas del juego las pone usted, no él. No permita discusiones.
  • Explíquele cómo hará el seguimiento de sus instrucciones aunque usted no esté presente.
  • Ayuda escribir un cartel con las reglas y pegarlo en la casa.
  • Aunque se puede corregir a varios hijos a la vez, siempre es mejor hacerlo por separado.
  • En la corrección del hijo evítele toda distracción: apagar televisión, radio, no contestar teléfono…
  • Ayuda que en la corrección actúen los dos padres a la vez. Ponerse de acuerdo antes.
  • Que haya equilibrio entre los castigos y los apoyos positivos. Límites reforzados por elogios.

Situaciones atípicas: La aplicación de la educación personalizada es muy útil, pero no siempre tendrá éxito. No culparse a sí. La educación personalizada será insuficiente cuando su hijo sufra alguna patología. Es importante enfrentar esos casos con rapidez, porque los hijos sanos imitarán al hermano con problemas patológicos. ¿En qué ambientes el hijo se comporta patológicamente? ¿Los padres poseen alguna patología? Buscar asesoramiento:

  • Primera causa patológica en la que falla la educación personalizada: Trastorno atencional con hiperquinesia (=hiperactividad). Es la dificultad para mantener la atención en algo con hiperactividad. El niño no puede permanecer sentado o perseverar en algo. Frecuentemente pierde las cosas. Tendencia frecuenta a actividades físicas temerarias. Bajas calificaciones en el colegio. Mala conducta en clase. Inclinado a mentiras, robo, peleones, desafiantes de la autoridad… Estos niños necesitan ser llevados a un especialista.
  • Segunda causa: Depresión. También necesita un profesional. Es difícil diagnosticar porque el niño no sabe decir por qué está triste. Se manifiesta en: movimiento excesivo, agresividad, duerme mal y hay dificultad en despertarlos por la mañana, inapetencia o gran voracidad, llanto frecuente con dificultad para explicar el motivo de su tristeza, tienen bajo rendimiento escolar y juegan poco. Si uno o varios síntomas de estos aparecen hay que acudir al especialista. A diferencia de los adultos, la mejoría y el alta es rápida.
  • Tercera causa: Tampoco sería suficiente la educación personalizada. Síntomas: angustia de separación, el niño se niega a separarse de sus progenitores. Pesadillas y miedo al acostarse por las noches. Si el trastorno de ansiedad es excesivo, el niño es tan inseguro que siempre busca la aprobación de los demás en todo lo que hace.

Mi donación

APENDICE de otro libro sobre educación de los hijos:

  1. Hablarle más de los positivo que de lo negativo.
  2. No hacer lo que él puede hacer.
  3. Guiarlo más por las consecuencias naturales y lógicas de sus elecciones que por los castigos y gratificaciones (para evitar el alejamiento afectivo).
  4. Evitar ser salvador, perseguidor o víctima de los hijos.
  5. Escuchar atentamente y respetar su punto de vista.
  6. No decir lo que pueda cortar la comunicación.
  7. Escuchar los sentimientos negativos para disminuirlos y buscar mejor una solución.
  8. Ante comportamientos negativos no impulsividad, y si es para atraer nuestra atención no atenderles en ese momento.
  9. Preferir los mensajes-YO (me siento mal cuando haces esto) antes que los mensajes-TU (tú has hecho esto malo).
  10. No hablar de personalidad (tú eres malo) sino de comportamientos (este hecho es malo).
  11. No táctica ganador – perdedor, sino respetar el punto de vista del otro: ganador – ganador. Para esto negociar y establecer reglas donde todos cedan.
  12. En la interpelación por malos comportamientos procurar que el mismo hijo acabe diciendo las malas consecuencias y su cambio de actitud, mejor que sermonearle y corregirle.
  13. Estudiar los valores de los hijos, los nuestros, y transmitirlos sobre todo en la práctica.

 Nota: Muchos de estos consejos para los padres no es porque lo mejor delante de Dios es que el hijo tenga tantos derechos frente a su autoridad, sino porque debido a la fragilidad humana (soberbia, orgullo…) para no romper la caña quebrada de hijos que no aceptan sin más santamente la autoridad de sus padres, puede ser una prudente táctica para educarlos sin que ellos les pierdan el afecto tan necesario para influir verdadera y duraderamente en ellos.

 

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