Les ofrecemos unos breves consejos del Padre Pío sobre un tema muy candente: las locuciones o revelaciones privadas, para tener criterios acertados sobre este tema tan resbaladizo que puede dar buenos frutos o malos, según sea la causa y la disposición de las personas.
CONSEJOS DEL PADRE PIO SOBRE LAS LOCUCIONES
Acercamos a todos un texto precioso y muy claro de San Pío de Pietrelcina sobre las revelaciones privadas dado que hoy hay tantas personas que dicen tenerlas. Dios, para estas gracias extraordinarias, siempre exige una humildad previa que somete los carismas a la jerarquía de la Iglesia y a una prudente dirección espiritual de un sacerdote experimentado. En esto el demonio puede meterse en parte o en todo, según aquello del Apóstol San Pablo en 2Co 11,14-15: “El mismo Satanás se transfigura en ángel de luz. No es mucho, pues, que también sus ministros se transfiguren cual ministros de justicia, cuyo remate será conforme a sus obras”. Esos ministros pueden ser los supuestos videntes faltos de humildad y obediencia.
Seguidamente va el texto del incomparable Padre Pío extraído de una de sus cartas:
“Por lo que respecta a las locuciones interiores, no te preocupes, pero ten calma. Lo que se debe evitar es que tu corazón se una a estas locuciones. No les des demasiada importancia a ellas. Demuestra que eres indiferente ni desprecies tu amor ni el tiempo para esas cosas. Siempre da respuesta a estas voces. Señor, si eres tú el que me está hablando déjame ver los hechos y las consecuencias de tus palabras, es decir, la virtud santa en mí. Humíllate delante del Señor y confía en El. Gasta tus energías por la gracia divina en la práctica de las virtudes, y luego deja que la gracia obre en ti como Dios quiere. Es la virtud la que santifica al alma y no los fenómenos sobrenaturales. Y no te confundas a ti misma tratando de entender qué locuciones vienen de Dios. Si Dios es su autor, uno de los signos principales es que en cuanto escuchas esas voces llenan tu alma con miedo y confusión, pero después te dejan una paz divina. Por el contrario, cuando el autor de las locuciones interiores es el diablo comienza con una falsa seguridad seguido de agitación y un malestar indescriptible. No dudo en absoluto de que Dios es el autor de las locuciones. Pero hay que ser muy cauteloso porque muchas veces el enemigo mezcla una gran cantidad de su propio trabajo a través de ellas. Pero esto no te debe asustar. Este es el juicio al que fueron sometidos incluso los más grandes santos y las almas más ilustradas y que fueron aceptables al Señor. Debes sencillamente tener cuidado de no creer en estas locuciones con demasiada facilidad, sobre todo, cuando ellas se relacionan en como debes comportarte y lo que debes hacer. Debes recibirlas y enviarlas a juicio de quien te dirige. A continuación, debes resignarte a su decisión. Por lo tanto, lo mejor es recibir las locuciones con mucha cautela e indiferencia constante. Compórtate de esta manera y todo va a aumentar tu mérito ante el Señor. No te preocupes de tu vida espiritual. Jesús te ama mucho y trata de corresponder a su amor siempre avanzando en santidad delante de Dios y de los hombres”.
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