¿COMO SÉ QUE JESÚS RESUCITÓ?

Ahora que está a punto de terminar el tiempo Pascual y acercándose a Pentecostés, quería recordar La Resurrección del Señor. Si alguno me dice: ¡Cristo ha muerto por ti! Uno podría decir: ¿De que me sirve un muerto? Me suscita amor, pero si alguien me dice que ese hombre, que tanto me ama, ha muerto por mí y ha resucitado, pensaré: ¡Qué fuerte es! ¡Puede solucionar todos mis problemas! ¡Ha resucitado, también podrá con mi muerte!

Para participar de la resurrección es necesario, tener fe en Él y en toda su obra, sus mandamientos y querer perder la vida, como lo dice Él, para ganarla para siempre. Hay que morir, antes de morir, para no morir eternamente.

Foto en la que posa un seminariata misionero de la Unión Sacerdotal Lumen Dei en un lugar campestre, alza su cruz misionesra teniendo como fondo el cielo con las nubes iluminadas por el solPara confirmar la veracidad irrefutable de unos hechos o de unos documentos, se acude a un notario público. Su firma testifica que algo es verdad. Dios nos ha hablado. En esto se funda la verdadera religión, la cristiana. Dios Padre envió a su Hijo al mundo para ser testimonio de la verdad. La revelación cristiana también tiene la firma que testifica que es la verdadera entre las otras que no lo son. Esta firma debe ser tal, que ningún notario fuera de Dios podría falsificarla. Por tanto, ha de ser una firma que esté por encima de las fuerzas de la naturaleza creada. Esa firma es el milagro. A esta firma apela Jesucristo en multitud de ocasiones. “Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis; más si las hago, por más que a mí no me creáis, creed a las obras” (Jn 10, 37-38). Y justo antes de que Cristo resucitase a Lázaro, le dijo al Padre delante de todos: “a fin de que crean que tú me enviaste” (Jn 11,42).

Pero mayor que este milagro y que todos los de la historia fue que Jesús, estando muerto, se resucitara a sí mismo, con lo cual, a la vez manifestó el poder que tiene sobre nuestra muerte para hacer partícipes de su Resurrección a todos los que le fueron fieles. Está histórica y arqueológicamente demostrado que los tres primeros evangelios (de Mateo, Marcos y Lucas) son del primer siglo. Se hicieron ya en esta primera época multitud de copias, que fueron conocidas y no desmentidas por multitud de personas que fueron testigos presenciales de los milagros de Cristo y de su sepulcro vacío al tercer día de su muerte. Vamos a suponer tres hipótesis de este hecho históricamente irrefutable:

  1. El sepulcro quedó vacío porque el cadáver de Jesús lo robaron los Apóstoles para decir al pueblo que había resucitado. IMPOSIBLE: ¿Cómo los Apóstoles iban a llevar una vida pobre y llena de persecuciones por un ideal que sabían que era mentira? ¿Cómo no iban a revelar que todo era falso ante la amenaza de muerte? Sin embargo, todos fueron mártires, es decir, entregando sus vidas testimoniaron que ellos no engañaban ni se engañaban, pues eran testigos oculares de lo sucedido. Además, morían llenos de esperanza sabiendo que Cristo Resucitado podría rescatarles de la muerte.
  2. El cadáver de Jesús lo robaron los fariseos. IMPOSIBLE: Primero, porque no les interesaba ayudar a causa de sus adversarios. Segundo, porque si ellos tuviesen el cuerpo de Jesús, cuando los Apóstoles predicaran que lo habían visto resucitado, lo hubieran enseñado ante todos para hundir en sus comienzos la fe cristiana. Sin embargo, no pudieron enseñarlo porque no lo tenían.
  3. Jesús robó su propio cuerpo a la muerte con su divino poder en la Resurrección. Sólo entonces tiene sentido la rápida y enorme difusión del cristianismo por todas partes, a pesar de tener comienzos tan humildes como son unos pobres pescadores, sin armas, sin poder político ni económico, y en medio de tan grandes enemigos.

La Sábana Santa de Turín, que envolvió el cuerpo de Jesucristo en el sepulcro, contiene su foto auténtica, inexplicable para todos los científicos que la han estudiado. Búscalo en internet.

Cualquiera que reciba la noticia sobre un hombre que se dice Dios y que se resucita a sí mismo basta para que deba interesarse por la religión que fundó ese hombre, sobre todo, si esa religión es la más grande del mundo, la cristiana. Y más si sabe que, a pesar de su antigüedad de 2000 años, no disminuye, sino que crece más y más. Ante esta Buena Noticia (=Evangelio), la más importante que un hombre puede recibir, la gracia siempre ayuda para que se tome en serio, aunque sólo llegue a suscitar en el ánimo ciertas dudas… ¿será verdad? En ese caso, todos han de investigar. Si hay limpieza de corazón, por la divina gracia, siempre se llegará a la Verdad.

Por eso las palabras de Jesucristo al final del Evangelio de San Marcos son muy claras: “Id al mundo entero y predicad el Evangelio a toda la creación. El que creyere y fuere bautizado, se salvará; más el que no creyere, será condenado”.

¡Cuántas veces nosotros los católicos recibimos mensajes que no son conformes con nuestra conciencia! En cambio, teniendo la Verdad que puede salvar de la perdición eterna, nos da vergüenza compartir con los que están alejados de Dios la Buena Nueva que les daría la FELICIDAD. Pudiéndolo hacer, Jesucristo dejó por hacer mucho, porque contaba contigo, para que participases de su Victoria. Comprometiéndote al máximo por esta misión experimentarás esa profunda alegría, que es anticipo de tu resurrección.

Si te ha gustado este artículo, no olvides compartirlo con las personas que aprecias de verdad y déjanos tus comentarios! Y si no lo has hecho ya, suscríbete a nuestra newsletter para ser el primero en enterarte cada vez que haya una nueva entrada en el blog!.

Nos vemos en las redes sociales!!

Dejar un comentario